Voluntarios contra la soledad

A Montserrat la tuvieron que ingresar en el hospital el 2002. Tenía 74 años. Y de allá salió no sólo curada, sino que con una nueva vida. Esta nueva vida llegó con una llamada de teléfono. El hospital había avisado los Amigos de la Gente mayor que Montserrat era una mujer mayor, viuda, que se sentía sola y que tenía muy pocos vínculos sociales. Es por eso que le telefonearon. «Yo al principio no me fiaba, porque no sabía quién me llamaba«, recuerda ahora la Montserrat. Pero entonces escuchó la propuesta que le hacían y cada vez le gustó más. La vida le ha cambiado del todo. El secreto es Sara: la voluntaria que la visita cada semana, y que Montserrat asegura que es «como una hermana, o incluso más«.

Cómo le pasaba a Montserrat, hay unas 150.000 personas de más de 65 años en Cataluña que están solas. «El prototipo es el de una mujer de más de 80 años, viuda, que cobra una pensión muy baja, tiene muy pocos vínculos familiares y ya no conoce sus vecinos«, explica el director-gerente de los Amigos de la Gente mayor. Es por esta situación que centenares de voluntarios (750 a su asociación, pero también hay otras entidades que hacen este voluntariado) han asumido el compromiso de visitar como mínimo una vez a la semana una persona mayor que vive en condiciones como las de la Montserrat.

El objetivo de los Amigos de la Gente mayor no es sólo hacer compañía a las personas que se sienten solas, sino que también luchan contra la exclusión social. Y es que Oriol Alsina alerta que «la soledad es hoy el principal riesgo de exclusión social de nuestra sociedad, especialmente para la gente mayor, porque el hecho no tener vínculos afectivos comporta marginación y pobreza«.

Contra la marginación

El director-gerente de la entidad se remite a un reciente informe publicado en Francia (Las solitudes en France en 2010, de la Fondation de France), que analiza la situación de soledad y aislamiento en que se encuentran cuatro millones de ciudadanos al estado vecino. Según este estudio, las personas tenemos cuatro pilares básicos de socialización: la familia, el trabajo, las amistades y la vida cívica.

A medida que pierdes algún de estos vínculos, vas quedando más marginado dentro de la sociedad. Y esto es especialmente grave en un momento económico como el actual, alerta Oriol Alsina: «Vivimos en una sociedad que promueve mucho el individualismo y en que las relaciones laborales, familiares y de amistad están cambiante, y a la vez muchas personas están perdiendo la vida cívica. Esto hace que la línea entre estar integrado y quedar fuera de la sociedad sea cada vez más fina«. Y pone un ejemplo: «Cuando las personas con vínculos fuertes se quedan al paro o cobran una renta muy baja, tienen una red de protección que los impide caer en la exclusión social. Pero cuanto menos vínculos tenemos, más riesgo tenemos de quedar excluidos«.

Resocializar se

Así que la tarea de los 750 voluntarios de los Amigos de la Gente mayor es ayudar las personas que visitan cada semana a reconstruir sus vínculos con la sociedad. Y no sólo a través de ellos, sino que son un estímulo para recuperar también la vida cívica. Y lo hacen a través de las salidas culturales, las fiestas en las fechas señaladas y las vacaciones de verano que organiza la asociación. La Montserrat procura no perderse ninguno. Hace memoria de todos los lugares donde ha ido: «Tres veranos fuimos a Begues, dos más a Lurdes y el último en Vic«. Y explica contenta que este año volverá a Osona: «Ya he llamado a la asociación para decir que me apunto«. Y no quiere estarse de explicar que en una actividad de la asociación pudo conocer el tenor Josep Carreras.

Así que ya no queda nada de las telarañas que Montserrat asegura que le habían salido a la boca antes del 2002 «porque no tenía con quién hablar«, recuerda con tristeza. Pero entonces mira Sara y la cara le sonríe. El que hoy le disgusta es que hace días que arrastra un constipado que le ha impedido apuntarse a la última salida que han montado los Amigos de la Gente mayor.